Federico Ramírez Guerra (Federiquín)
El señor Federico Ramírez Guerra nació el 8 de noviembre de 1874, en Santo Domingo, República Dominicana, y desde temprana edad mostró dotes para la enseñanza de la Cultura Física y los Deportes.
Ramírez Guerra contribuyó notablemente con los primeros aparatos gimnásticos establecidos en el país a finales del siglo XIX y cuando se comenzó a jugar béisbol en República Dominicana allí estuvo él, participando en aquella nueva disciplina que inspiraron los hermanos cubanos Alomá (Ignacio y Ubaldo).
El profesor fue de las personas que más sobresalió e impulsó el béisbol en aquella etapa de sus comienzos. Su nombre aparece en los libros sobre este deporte, entre los más destacados de 1902 al 1907.
Impartió enseñanza deportiva en el colegio Santo Tomás, los liceos dominicano y Nuñez de Cáceres, y en el Instituto de Señoritas Salomé Ureña.
En 1915, prestó servicios en el Departamento de Educación. Residía en Cuba durante la segunda mitad de la década del ’10 y a su regreso al país fue recibido por los señores Viriato Fiallo Sr., y Luis Emilio -Lulú- Pérez, con el nombramiento ‘director del Gimnasio Escolar’, el mayor centro deportivo de la época, que estuvo en el cuadrante de las calles Pina, Cambronal, José Gabriel García y los arrecifes del malecón.
De acuerdo a una crónica aparecida en el periódico Listín Diario del 9 de abril de 1919, en su página 5, narra que “el señor Federico Ramírez Guerra, profesor de Cultura Física, ha sido designado por la autoridad correspondiente, Sub-inspector de Instrucción en lo que se refiere a las prácticas gimnásticas en la escuela. En tal calidad, el señor Ramírez ha sido presentado en las aulas, tanto urbanas como rurales”.
Ramírez Guerra permaneció en el puesto por largos 24 años, hasta la creación de la Dirección General de Deportes (DGD), hoy Miderec, a cuyo organismo fue transferida sus funciones. Esto ocurrió a partir del 23 de diciembre de 1943, fecha a partir de la cual todas las instituciones deportivas pasaron a las órdenes de la DGD.
Es Inmortal del Deporte Dominicano, cuando sus méritos y labor fueron reconocidas por el Pabellón de la Fama en el ceremonial correspondiente a 1967.
El consagrado profesor falleció el 14 de octubre de 1960, en su hogar de la avenida Pasteur No. 4, en Santo Domingo. Aún, a pesar de los años, sigue siendo un gran ejemplo de virtudes para la juventud dominicana amante de las buenas causas.